Tú, que eres tormenta y a la vez paz, tú que buscas coser mis heridas y que besas mis días grises, tú que buscas escapar incluso sabiendo que no existe una salida, vuelves y sacas lo mejor de mí.
Tú y mil veces tú.
Por qué me enseñaste la diferencia de querer un rato y querer siempre, tú que no juzgaste y te quedaste cuando todos se marcharon, y yo más los necesitaba.
A ti, que eres mi destino final, mil lugar de paz, mi guerra favorita y mis treguas más convincentes. A ti que caminas en mi pensamiento y cuando llegas a tocarme me me derrito, si debo huir a un lugar será a ti, con nadie más.
Inventaré más palabras, nada me basta si se trata de tí.
(A mi segundo tesoro)
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